Sólo una meticulosa dedicación convierte a la idea en una forma visible y llena de vida al relacionarla con el ser humano e integrarla en el sitio, convirtiéndola en parte de una composición unificada.
El resultado, un estallido de espacios abiertos y diáfanos, funcionalidad, predominio de líneas rectas y racionales en la que nada distrae de la tranquila atmósfera que llega, incluso, a cautivar al observador.